Cada año, la estudiantina de Posadas moviliza más que música y fiesta. Fomenta la economía informal, modistas, bordadoras, ferreterías y otros trabajadores se suman al ritmo del evento. Las carrozas, los trajes y los instrumentos son los protagonistas, pero detrás de ellos hay un ejército de manos laboriosas.
La magia en las manos de las modistas
Las modistas juegan un papel crucial en la estudiantina, trabajan incansablemente para confeccionar los trajes que los estudiantes lucen con orgullo. Desde vestidos deslumbrantes hasta trajes coloridos y elaborados, estas artesanas adaptan sus habilidades a las exigencias del evento. “Este es el mes en el que más trabajo tenemos”, comentó Marta, una modista del barrio de Villa Cabello, que trabaja sin descanso en los meses previos. Además de coser, muchas también se encargan de los bordados y arreglos de última hora, colaborando con el estilo único de cada grupo.
Ferreterías, aliadas inesperadas de la Estudiantina
Las ferreterías de barrio también juegan un rol fundamental en la preparación de la estudiantina. Mientras los chicos practican con sus bandas, sus instrumentos necesitan mantenimiento, y las ferreterías son el lugar para conseguir repuestos y herramientas. Además, en ellas se compran materiales esenciales para construir las carrozas que desfilan en el evento. “Vendemos desde clavos hasta pintura especial para decorar las carrozas,”, contó Don Jorge, dueño de una ferretería.
Artesanas que embellecen el show
Además de las modistas, otras manos artesanas como las de bordadoras y arregladoras se suman al movimiento económico de la estudiantina. Estas mujeres transforman trajes sencillos en obras de arte, cosiendo lentejuelas y piedras brillantes. Muchas trabajan en sus casas, compaginando sus oficios con otras tareas, pero saben que la temporada de estudiantina es una oportunidad importante para generar ingresos extra. En cada desfile, su trabajo brilla bajo las luces, reflejando el esfuerzo detrás de cada pieza.
La estudiantina no solo es una tradición cultural, sino también un motor económico que activa a diversos sectores informales. Desde el fondo de talleres hasta los pequeños comercios de barrio, este evento es mucho más que una celebración estudiantil.
