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Qatar 14: el Barwa, la sufrida forma de vivir el Mundial

Salimos de la comodidad de nuestro barrio en Doha, viajamos y viajamos para recorrer un barrio lindo por dentro, pero realmente lejos. Dentro de una ciudad levantada solo el evento deportivo, hay de todo y es barato, dicen los argentinos.

*Por Emiliano Andreoli

Suena feo quejarse de las distancias en un Mundial que se juega en 90 kilómetros a la redonda. Parece injusto si miramos atrás y nos encontramos con un Rusia de viajes de 24 horas en tren, de un Brasil que te hacía volar todos los días para cubrir determinadas cuestiones de su Mundial. Parece injusto, pero tardar 2 horas para llegar ‘a casa’, es mucho en un Doha conectado.

En estas páginas habíamos resaltado las conexiones, las opciones y lo puntual de cada medio de transporte. Eso se mantiene, pero no quita que para llegar al ‘barrio argento’, haya que recorrer las 12 estaciones de la línea roja de subte y luego tomarse un colectivo (todo gratis) de la FIFA. Ese viaje en ómnibus es eterno y recorre la parte sur de la capital qatarí.

El resto de las ciudades de Qatar parecen ser barrios un poco más lejanos, no hay un Oberá, un Montecarlo o un Eldorado desde Posadas. Todos son Candelarias conectados por líneas de trenes que no tardan más de 2 minutos en llegar a cada estación. Pero para el Barwa viajamos mucho.

Se hizo eterno porque desde La Perla conlleva un viaje en colectivo para arrancar. Cinco minutos y conexión con la línea roja. Desde Legtaifiya hasta Al Wakra, pasando por todas las estaciones de esa línea. Treinta minutos arriba del tren, otros 30′ arriba del nuevo colectivo desde la última estación hasta el barrio cerrado. Cerrado por muros perimetrales de no menos de cuatro metros. Del lado externo del muro, desierto, arena y a lo lejos alguna autopista de alta velocidad repleta de autos.

El barrio

Puertas adentro del barrio, al cual se accede sólo con medios de transporte oficiales y caminando es en vano salir (no tenés adonde ir), una ciudad levantada para el Mundial. Tras la máxima cita y tal como está ocurriendo con el estadio 974, todo se desarmará y volverá a ser parte de un desierto que se vio invadido por la máxima cita.

En colectivos oficiales. La única forma de ingresar es a través de FIFA.

Kioskos, lavanderías, restaurantes, bares. Todo dispuesto para los miles y miles de fanáticos que eligieron el Barwa para su estadía mundialista. “Es barato pero es lejísimo”, nos apuntó un tucumano, que comparte habitación con un sanjuanino. “Nos conocimos acá, primero en habitaciones diferentes. El tema es que FIFA no alquilaba para todo el mes y nosotros nos quedamos hasta que Argentina se quede”, explicó Marcos, el hincha de San Martín de Tucumán pero hoy vestido de la Scaloneta.

“Yo fui al partido inaugural, al estadio Al Bayt. No sabés lo que fue. Tres horas de ida, tres de vuelta, llegué fundido. Eso es lo malo de esto, pensás tres veces antes de ir a Doha”, explicó el sanjuanino. Para contextualizar, todavía más, ir desde el Barwa hasta el Fan Fest consume dos horas. “Por suerte acá nos armaron un Fan Fest y lo miramos entre los argentinos”, explicaron. Claro, a cuatro cuadras del Bloque Q, donde se juntan los argentinos, hay una cancha de Beach Voley, otra de fútbol 5 y una pantalla gigante para coincidir y mirar los partidos de la Copa sin viajar.

Las habitaciones, sólo con lo justo

Colchones duros, nada de armario ni mucho menos cocina y heladera. Habitaciones para dormir y punto. Afuera, asados y hamburguesas a la parrilla. “De vez en cuando viene algún qatarí y trae cajas de hamburguesas para compartir entre los que están, son bastante copados en ese sentido”, contaron los cuyanos.

Habitaciones básicas para los hinchas en el Mundial.

Los otros días, comida chatarra. Algún pancho, otra hamburguesa y mucha papa frita. Otra cosa no se consigue para comer en el barrio cerrado. Hay un restaurante de platos elaborados, pero “está lleno siempre, es imposible conseguir mesa”, se lamentaron.

Barwa asado
El barrio argento en Qatar.

“Lo que sí funciona bien es el aire acondicionado”, recordó uno de los argentinos entrevistados. Entramos a la pieza y sí, evidentemente en 18° la temperatura bajaba considerablemente. En el medio, tos y catarro para los dos anfitriones ocasionales. “Me parece que hay algún virus dando vueltas porque estamos todos iguales”, admitieron. Y sí, en Qatar volvieron los barbijos, tal como contamos hace un par de días. En las calles se escucha mucha tos, pero es una bola que no parará durante la competencia. Ya está en marcha la parte final de la Copa y eso traerá tranquilidad a la situación epidemiológica de Qatar, un país que para este mes dispuso atención médica gratuita para el que la necesite.

*Enviado especial a Qatar.

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