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Se reactivó el consumo y ya se nota una mejoría con respecto a principios de 2024

Las cifras de los últimos meses señalan que se reactivó el consumo en todos los sectores sociales con respecto a la primera parte del 2024.

Las ventas de diversos productos muestran señales de que se reactivó el consumo en los últimos meses, en comparación con el año anterior. Se destacan los sectores de autos nuevos y usados, los centros comerciales, los pequeños comercios de alimentos, así como las ventas de ropa, calzado y materiales de construcción.

Durante 2023, muchos de estos negocios enfrentaron dificultades debido a la competencia desleal de los supermercados, que ofrecían productos con precios regulados. Sin embargo, las cadenas de supermercados y los comercios conocidos como “chinos” todavía reportan caídas en sus ventas.

Los elementos que explicán por qué se reactivó el consumo

De acuerdo a un estudio realizado por la consultora Moiguer, la capacidad de compra ha disminuido un 48% en la mitad de los hogares argentinos en comparación con un año atrás. Esta cifra proviene de una encuesta realizada a 1.300 personas durante el tercer trimestre, que abarcó áreas como la capital, el conurbano bonaerense, y provincias como Córdoba, Mendoza y Salta.

Además, en el primer trimestre de 2024, ese número era del 56%, mientras que el 24% de los encuestados indica que su situación ha mejorado, un aumento respecto al 16% del primer trimestre. No obstante, esta mejora no se presenta de manera uniforme en toda la población.

Entre los distintos estratos sociales, aquellos pertenecientes a la clase alta presentan un avance significativo en sus expectativas de consumo, con un incremento de 11 puntos, alcanzando el 25%. Por su parte, el sector de clase media incrementa 8 puntos hasta el 23%, mientras que la clase baja aumenta 7 puntos hasta el 26%.

Por otro lado, las expectativas de optimismo a un año vista se han fortalecido principalmente entre los más ricos, que pasaron del 52% al 59% entre principios de 2024 y el presente. En contraste, el segmento medio apenas experimentó un leve aumento del 48% al 50%, y en el grupo de bajos recursos, las expectativas disminuyeron del 46% al 41%. “La clase baja la deja de ver”, advierte Martín Eandi, director de investigación de la consultora Moiguer, utilizando el término que popularizó el presidente Javier Milei.

Desaceleración de la inflación y estabilidad macroeconómica

La consultora liderada por Fernando Moiguer concluye que el humor social y el consumo muestran signos leves de recuperación, especialmente en los niveles socioeconómicos más altos. La desaceleración de la inflación y el congelamiento del dólar están comenzando a tener un impacto positivo en la percepción del presente, con una caída en las expectativas de una crisis económica. Este cambio ha dado lugar a una visión más optimista sobre la situación del país. La consultora estima que, hasta el tercer trimestre de 2024, los salarios formales se encuentran un 5% por debajo de la evolución de la canasta básica, en comparación con el escenario que dejó la administración anterior en noviembre, mientras que la caída en los ingresos informales se sitúa en un 20%, aunque han mejorado un 23% desde el primer trimestre.

Aunque persisten restricciones en el consumo, comienzan a ser evidentes señales de recuperación en los hábitos de compra, especialmente entre la clase alta. A principios de este año, solo el 50% de la población había realizado compras consideradas “suntuarias”, incluyendo salidas, ropa y electrodomésticos. Al llegar al tercer trimestre, esta cifra se elevó al 59%. Además, el porcentaje de personas que utilizaban ahorros para subsistir disminuyó del 51% al 48%, mientras que los que se encontraban en situación de endeudamiento cayeron del 56% al 50%.

El ajuste económico en cada hogar del país

En 2023, sólo el 18% de la población evitaba ajustar su presupuesto personal. Esta cifra creció, alcanzando el 20% en el primer trimestre de 2024, el 26% en el segundo y el 34% en el tercer trimestre. Sin embargo, en las diferentes clases sociales, la capacidad para aumentar el consumo no ha sido igual. En la clase alta, el 51% ha dejado de hacer recortes en su presupuesto, marcando un incremento de 17 puntos en comparación al inicio del año. En la clase media, el porcentaje se sitúa en el 36%, un aumento de 14 puntos, mientras que en la clase baja llega al 22%, 7 puntos más.

Asimismo, en diciembre pasado, se destinaba el 5,9% del salario promedio a abonar agua, luz, gas y transporte público mientras que en octubre se llegó al 12,2%, el doble, según el Observatorio de Tarifas y Subsidios de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Igual estamos mejor que en junio, cuando se alcanzó el 14,5%. A su vez de los cuatro servicios mencionados, el transporte es el que más pesa: 42% del subtotal.

A Luis Campos, del Observatorio de la Deuda Social de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), no le sorprende la evolución cada vez más desigual del consumo: “Shocks inflacionarios sin políticas compensatorias conducen a eso. Los sectores de mayores recursos tienen muchas más herramientas para cubrirse, algo que no existe en los sectores de menores recursos. Lo ves también en el fuerte salto que tuvo el índice de Gini este año. De ahí a que el impacto sobre el consumo sea diferente en los distintos estratos de ingresos hay un solo paso”.

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